viernes, 31 de agosto de 2012

He perdido un amigo (De Maite y Enrique)

He perdido un amigo
Habéis…………………………, cada cual el suyo
Recuerdo el tiempo que nos dedicaba a cada uno en los viajes, en los breves momentos del autobús
Silencio para los dormidos; daba acomodo a los cansados de la marcha, amabilidad fresca al que notaba afligido…
Sabía de trochas más que nadie, al menos más que algunos de nosotros
Silvino, el de tez cetrina, Antonio Maeso, Domingo Pliego, sus predecesores y coetáneos, sus amigos “Zorros plateados”, “ Raposos”, caminantes incansables, enciclopedias en movimiento, esa otra trouppe admirada
Editor y librero de la calle Mayor, acera de pares, en un país que no lee, hambriento generoso en un país de miserables
Continuador involuntario del espíritu que inspiró el humanismo de la Institución Libre de Enseñanza de Don Giner de los Rios y otros.
Aglutinador y levadura de masas montañeras cocinadas en autobuses, y llamadas telefónicas abrumadoras, impertinentes, tediosas, pueriles, de todos nosotros
Fue montañero para ayudar, compañero de soledades
Piolet y mosquetones en ristre para cosas que siempre perdía, su atención era más para los otros que para sí
Fue la prudencia personificada, sabía todo de cada uno, nadie supo de él
Era bálsamo social, de menudencia felina, agitado siempre en la atención ajena
Y sereno, como un Buda seguro, elevado, pulcro, elegante
Inseparable de su piolet ¿o era un paraguas?
Panticosa, Huesca, Aragón ¿lo pilláis?
Tanto; sólo cabe en un aragonés de Pro.

¡Namasté Javier Pueyo, Namasté!

2 comentarios:

  1. Mi agradecimiento a personas como el que permitieron a muchos de nosotros difrutar de su compañia y viajes.

    Descanse en paz con Maeso y otros que ya se fueron.

    Ignacio Lopez

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  2. Mi enhorabuena más sentida a quienes habéis realizado este trabajo.
    Javier era vecino mio, nuestros conocimientos se limitaban a coincidencias en algún café o autobús. Siempre vislumbré detrás de su amabilidad y simpatía a un gran ser humano.
    Me impresionó mucho una vez que venia de una sesión de quimio en el autobús, era él el que daba animos.
    Javier, espero que descanses junto a las nubes de los picos que alcanzaste, o que te hayas convertido en estrella, una estrella que seguro, brilla con luz propia.

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